Orlando Guevara Núñez
El Sol puede compararse con un yacimiento de energía poco explotado. Sus reservas son mucho mayores que las probadas y probables de hidrocarburos en nuestro planeta, amenazadas de agotarse por la indiscriminada explotación e irracional despilfarro a que son sometidas.
En el hotel Las Américas, de Santiago de Cuba, existe un buen ejemplo de cómola influencia del Astro Rey trasciende los límites del calor que identifica a esta ciudad y se convierte en una fuente estable, eficiente y rentable de energía para el calentamiento del agua sanitaria.
El licenciado en física Jorge Bonzon Henríquez, director del Grupo de Energías Renovables Aplicadas (GERA) de la Universidad de Oriente es un apasionado en las investigaciones relacionadas con el objetivo de tomar del Sol y poner al servicio del pueblo y de la economía cubana la energía que se sabe posible.
Ocho años atrás
En 1998, el Hotel Las Américas fue remodelado. Para esa fecha, ya contaba con un sistema de calentamiento del agua con la energía solar, con 40 colectores de 1,2 metros cuadrados y ocho tanques termo acumuladores de mil litros de capacidad cada uno, dotados de resistencias eléctricas de inmersión de 3 000 wat per cápita, además de dos calderas diesel que funcionaban paralelas al sistema.
Las calderas trabajaban todos los días y tenían que llevar el agua a80 grados de calor para que ella llegara con la mitad de esa temperatura a las habitaciones, objetivo que no se lograba en todos los compartimentos, como consecuencia de las pérdidas en el sistema.
La energía solar no era aprovechada bien y tenía que complementarse con 5 400 litros mensuales de diesel, además del gasto de electricidad de las resistencias eléctricas y del bombeo. En aquel momento, tomando como base los precios del combustible, en el Hotel Las Américas se gastaban unos 13 608 dólares al año para el calentamiento del agua, más el costo de la electricidad de las resistencias de respaldo y el bombeo, además del salario de un operador, ascendente a 200 pesos mensuales. Era, sin duda, un alto costo acompañado de un servicio deficiente.
A partir de entonces sí
Los datos anteriores, expuestos por el licenciado Bonzon Henríquez, condujeron en 1998 a una inversión para instalar un nuevo sistema de aprovechamiento de la energía solar en Las Américas. La inteligencia del GERA y la comprensión empresarial sobre esa necesidad, tuvieron una feliz convergencia.
Primer resultado:se eliminaron las costosas calderas de diesel. La cifra de colectores se redujo a 32 de 1,2 metros cuadrados y un solo tanque concentró la capacidad de 8 000 litros de agua. Fueron sustituidas las resistencias eléctricas y se instaló una pequeña caldera de gas licuado automatizada. El funcionamiento automático, permitió prescindir del operador.
El costo de la inversión fue de unos 60 000 dólares. A los precios del combustible en ese momento, se calculó que la amortización se lograría en un plazo de 4,4 años.Pero en la actualidad el descomunal crecimiento de esos precios obliga al análisis sobre la utilidad de ese tipo de inversión y su tiempo de recuperación.
Los datos del GERA indican que tomando como base la situación actual de los precios del petróleo, el sistema de calentadores de agua con energía solar en esta instalación hotelera -con 70 habitaciones- significa un ahorro de 32 400 dólares cada año. Si a esa cifra se rebaja lo que ahora se gasta en gas licuado, quedarían todavía unos 31 536 dólares a favor de la economía. En realidad sería más si se tiene en cuenta el ahorro de electricidad, que también cuesta divisas y no se incluye en esos números.
Otra conclusión revelada por las cifras es que el tiempo de amortización del costo de la inversión se vería reducido a sólo 1,9 años.
El funcionamiento en todo este tiempo -explica el especialista- ha sido un éxito. Sin interrupciones. La única fue cuando en un mes del 2005 enSantiago de Cuba -fenómeno poco usual- estuvo 19 días consecutivos lloviendo. Fue esa la etapa de mayor consumo de gas licuado, cuando se elevó a cuatro cilindros de 45 kilogramos, para mantener el servicio. La necesidad de mantenimiento ha sido ínfima, casi reducida a limpiezas, de un bajo costo.
¿Otros proyectos?
Luego de estos convincentes resultados, una pregunta al director del GERA de Santiago de Cuba no admite un segundo espacio.
¿En cuáles otros lugares ustedes han hecho la instalación de esta tecnología? Una sola palabra es la respuesta: en ninguna. Entonces una segunda interrogante gana protagonismo: ¿En cuántas lo están haciendo?La misma respuesta para dos preguntas.
Algunas entidades tienen esa tecnología, pero en muchos casos sin cumplir su objetivo de ahorro y eficiencia, cayendo en deterioro y con destino a la extinción, legándole una mala fama al sistema.
Se han realizado análisis por el GERA sobre estos resultados adversos y la conclusión es que la culpa no puede atribuirse a la tecnología sino a proyectos ineficientes, sin estudios previos de la demanda energética y condiciones climáticas, así como a la selección no adecuada de los componentes. Por suerte- precisa uno de estos análisis- tenemos instalaciones solares para calentamiento de agua en el país que son muy eficientes, con tiempos muy cortos de amortización de las inversiones, de funcionamiento completamente automático, de mantenimientos muy sencillos y con una garantía de alrededor de 20 años.
Cuando indagamos sobre las posibles causas de la falta de demanda de las entidades para aplicar esta tecnología, se alega que entre las principales está el financiamiento, pues hay ya varias coordinaciones hechas para nuevos proyectos, pero frenadas por esa limitación. Sin embargo, la experiencia delHotel Las Amèricases un convite a la reflexión. Si no hubiese dado ese paso, en menos de dos años estaría gastando en divisas lo que cuesta la instalación del sistema de calentamiento de agua con energía solar. O lo que es lo mismo, gastaría más, con menos eficiencia.
Las apreciaciones del GERA, son compartidas por el ingeniero electrónicoHarold Juy González, jefe de servicios técnicos del referido Hotel, quien se refiere a algunos detalles sobre el mantenimiento de este sistema que luego de ocho años de instalado continúa siendo eficiente.
¿En cuanto podría reducirse el consumo de combustibles y electricidad si este sistema llegara a centros hoteleros, hospitalarios, de elaboración de alimentos, fábricas y otras instalaciones posibles? Sería imposible precisarlo con datos, pero hay la certeza de que significarìa un valioso aporte a la Revolución Energética cubana.
Mientras tanto aquí está reflejado un buen ejemplo, donde la voluntad, la conciencia sobre el ahorro y la decisión de asumir las inversiones necesarias, convergen. Lo demás lo pone el Sol.